domingo, 26 de octubre de 2008

Gracias Romulo



Roberto Ochoa B.

Gracias porque tu faenón sirvió para revelar las granjerías y negociados que se ocultan tras esa repartija de lotes petroleros y mineros en todo territorio nacional, sin respetar zonas reservadas, ni territorios comunales, ni la delicada biodiversidad marina, menos aún aquellas zonas que sufren el impacto del calentamiento global y la desglaciación.
Gracias porque ahora estamos advertidos de los entretelones en la construcción de obras "públicas" como carreteras interoceánicas, hidroeléctricas, carreteras de penetración, gasoductos y corredores metropolitanos.
Gracias porque tu faenón también servirá para fomentar la suspicacia en los periodistas que cubren las ceremonias oficiales de firmas de convenios y de presentación de licitaciones. Para que los colegas no se conformen con repetir los rollos de lobistas, para que participen en las ruedas de prensa con una buena batería de preguntas, para que investiguen a funcionarios y empresas extractivas, y para que cuando retornen a sus respectivas redacciones no se conformen con "voltear" las notas de prensa redactadas por los encargados de las faenas.
Gracias, Rómulo, porque tu faenón sirvió para sacar a luz a todas esas "ratas, ratones e insectos" (Alan dixit) que pululan en todos los ministerios y empresas privadas disfrazados de tecnócratas, y a los que les interesa un carajo destruir nuestra diversidad ecológica con tal de ganarse unas propinas y terminar bien aceitados.
Gracias porque tu faenón sirvió para demostrar cómo las empresas de países que venden una imagen de transparencia y eficacia, fomentan la corrupción en nuestros países solo para satisfacer su hambre de recursos naturales.
Gracias de nuevo, Rómulo, porque ahora sabemos que el partido de gobierno no aprendió la lección de los años 80. Porque conociendo tus antecedentes, te abrieron las puertas del Congreso de la República, de Palacio de Gobierno, de las oficinas y despachos ministeriales, y de sospechosos potentados extranjeros para que puedas realizar tus faenas no sin antes aceitar a tus amigotes de cuello, corbata y larga cola.

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